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La vida a través de los ojos de la física y docente uniquindiana, Isabel Hoyos

Por: Nathalia Baena Giraldo

Periodista, Medios institucionales UQ

Nota completa: Aquí


Se llama Isabel y dice que no concibe una física que no le ayude a entender la vida, una que no le diga algo del mundo. Lo dice con la plena convicción de haber escogido el camino correcto, ese que ahora recorre por los pasillos de la Universidad del Quindío: «La física es una herramienta para poder decir cosas del lugar que habitamos con un discurso coherente, organizado, con fundamentos, modelos… En fin, creo que no podría haber sido otra: la física me permite explicarme a mí misma».

Isabel Cristina Hoyos Rincón es física y magíster en física de la Universidad de Antioquia. Es doctora en Ingeniería Ambiental y es la única mujer docente de carrera del programa de Física de la Uniquindío, de la cual hace parte desde febrero de 2020 luego de haber ganado el concurso docente. Ha publicado textos de investigación en diferentes revistas científicas y el año pasado, a mediados de noviembre, cumplió uno de sus más grandes sueños: publicar su primer artículo en Nature, una de las más prestigiosas revistas científicas a nivel mundial.

Isabel y el mundo

Isabel es científica, esposa y madre. Su familia vive en Medellín, así que viaja cada fin de semana para verlos. «Por un lado, es un sacrificio bellísimo porque no quiero perderme la adolescencia de mi hijo que ya va a cumplir 15 años. Y por el otro, vivo muy contenta de ver cómo mis estudiantes se forman en las múltiples inquietudes de la existencia misma: con un ojo puesto en lo disciplinar y con el otro observando la vida sin descuidarla».

- ¿Qué la hizo poner sus ojos en el Quindío?

-Pensé en el Quindío y en esta Universidad por la oportunidad de poder usar mi palabra. Desde antes de graduarme del pregrado ya trabajaba como catedrática, sin embargo, en las ciencias tenemos algunos problemas: primero, hay muy pocas plazas docentes con una alta profesionalización, entonces sale una convocatoria y hay 50 doctores sin trabajo; y la otra es que las mujeres en la ciencia todavía tenemos este camino muy duro, empinado, y tener una posición de planta me permite hacer parte de las decisiones académicas que en otro lugar tal vez no podía hacerlo, además de la independencia académica que es bastante importante.

La física le ha dado las herramientas para estudiar el mundo. Cuando piensa en física, a su cabeza llega el universo entero. «Sí, los átomos son el mundo, el universo es el mundo, pero también las personas son el mundo y los niños y los animales y el viento…».

-Entonces, ¿qué es lo que más le apasiona de la física y la docencia?

-Mis inquietudes giran en torno a todo lo que te mencioné antes. Suelo ser la profe a la que le llega la gente ‘rara’, esa que dice “profe, no encuentro con quién hacer esto o no sé cómo desarrollar esta idea loca", y pues yo los acojo. Eso me mueve.

Isabel puede estudiar cosas clásicas y extrañas como mirar trayectorias en el sistema climático terrestre y saber de dónde viene la humedad, así como también puede pensar cuál es el contenido de información en un idioma o por qué se da la pérdida de la cultura o de la diversidad del pensamiento. «Si no hay diversidad del pensamiento, no hay cosas nuevas, y todo eso puede explicarse a través de la física, de manera objetiva, por supuesto».


Nature, un sueño hecho realidad

American Cordillera snow futures es el nombre del artículo que Isabel publicó en Nature el 14 de noviembre de 2022.

-¿Cómo fue el camino hacia Nature?

-En la vida científica es normal ser par evaluador. También es normal que cada tanto te lleguen artículos para evaluar. Hace un tiempo me llegó uno de un conjunto de científicos que son muy importantes. Asombrada, pensé “¡ellos creen que yo puedo ser su par!”. El miedo y la alegría se asomaron de inmediato y dije “¡wow, estoy a la altura de ellos!”, y no porque me subestime, sino porque mis artículos no son tan técnicos: intento hacer ciencia contando historias, traduciendo los números a palabras.

Publicar en Nature era un sueño. Tenía una barrera porque veía muy lejana la posibilidad de estar en esa revista. Entonces, al tener cierta cantidad de artículos publicados en otras revistas y al ser par evaluadora, este grupo de científicos -a los que les evalué el artículo de manera juiciosa- me invitó a hacer una publicación que consistía en una revisión profunda de un tema y preparar un texto con sus rigurosidades. Me emocioné mucho y acepté.

El artículo American Cordillera snow futures es una revisión corta de lo que esperamos que ocurra en toda la zona de montañas de las Américas (Suramérica, Centroamérica y Norteamérica) en estos escenarios de cambio climático.

-¿Qué tan exigente fue construir el artículo?

-El ejercicio de síntesis fue realmente teso, porque tiene un lenguaje técnico pero que también debe estar pensado para que la gente que no tiene formación científica lo pueda entender. Esta experiencia fue muy linda porque uno cree que porque hace ciencia desde el sur, con pocos recursos y con todos los problemas que influyen, entonces se está relegado y no, el mundo te va diciendo que lo que haces es valioso y que estás en un nivel donde puedes conversar horizontalmente con esa gente tan tesa.

-En su artículo hay luces sobre lo que nos espera con el cambio climático. ¿Qué más encontramos en él?

-El artículo busca inferir los cambios que esperamos en lo que tiene que ver con cobertura de nieve en las montañas de las Américas, en un escenario de cambio climático, porque resulta que esa agua que la montaña captura de diferentes maneras no solo es nieve sino también lluvia y recarga hídrica, y esas son las que nos sirven a todos para vivir. ¿Cuál es el asunto? Que esperamos transformaciones en esas regiones que son altamente sensibles al cambio climático y tenemos unos efectos esperados en lo que refiere a toda la disponibilidad hídrica para el consumo humano y las funciones vitales de los ecosistemas. No sabemos exactamente qué va a pasar, pero podemos prever el camino: el sistema climático es bastante complejo porque no todas las interacciones pueden ser llevadas a ecuaciones. Sin embargo, desde los modelos científicos y su narrativa podemos predecir que vamos en un aumento altamente acelerado de la temperatura global del planeta.


Los sistemas complejos

Isabel siente que no encaja en los cánones que ya están establecidos. Por eso los sistemas complejos son los que le han permitido moverse de un lado para el otro con cierta libertad.

-Hablemos de lo que podría ser un ejemplo de sistema complejo

-Hay temas tan locos y fascinantes como por ejemplo pensar la ciudad como un sistema físico que se expande sobre un sustrato preexistente, es decir, cómo la ciudad se va trepando en la montaña, cómo van emergiendo edificios, estructuras, cómo se agrupan ciertas regiones o de qué manera los almacenes de cosas específicas convergen juntos y se agrupan, porque eso hace que se vuelvan fuertes: todo eso son estrategias evolutivas para sobrevivir. Ese tipo de cosas me interesan, y si un estudiante tiene esa idea, la estudiamos.

-¿Cuál ha sido el proyecto de investigación que más la ha conmocionado?

-Hace poco tuve un choque un poco cultural. Días atrás finalicé un trabajo hermoso que hablaba precisamente de las ciudades y sus formas fractales. Un fractal es un objeto geométrico en el que se repite el mismo patrón a diferentes escalas y con diferente orientación. Muchas estructuras naturales son de tipo fractal, es decir, están fracturadas. Sin embargo, el mundo real tiene intersticios, protuberancias y se tiene que acomodar como producto de las interacciones con el medio, capturar recursos de la tierra para poder tener hojas. De todas esas interacciones empiezan a emerger estas formas que ya no son regulares, y hay una geometría que se acomoda muy bien a las estructuras, que son las formas fractales, como por ejemplo la ciudad. Y los parques son otro claro ejemplo: ¿has visto que hay caminos hechos de cemento por donde se espera que la gente pase, cierto? Pero hay otros que van apareciendo por el uso, porque resulta que las interacciones microscópicas del día a día abren caminos fáciles según su beneficio y esos no son los que organizó el Estado, sino los que las personas eligieron, y así se forman los barrios, entre otras cosas….

-Entonces, luego de escribir y enviar ese artículo, uno de los réferis (árbitros editoriales) respondió en cierto tono despectivo “esto parece más como poesía”. Él esperaba cifras y cuentas y números, sin embargo, si esos números no tienen esa contraparte humana y social, ¿de qué sirve? Es una reinterpretación de la ciencia a través de unos matices que son necesarios. Fue agradable porque generó una incomodidad que refleja que hubo una ruptura y confrontación interna del otro, que es muy común en la ciencia.

-¿Qué piensas de la desigualdad de género en la ciencia y en la academia?

-En las universidades existe un machismo exacerbado que genera choques culturales. El uso del lenguaje tanto corporal como verbal es violento, sobre todo con la mujer que hace ciencia, pero eso también me mantiene firme en mis convicciones y en la academia: poder transformar desde mi proceso. Ver tantas mujeres haciendo ciencia y dirigiendo procesos académicos me tranquiliza, porque es muy difícil entender el hambre si nunca la has sentido. Y eso nos pasa a las mujeres cuando siempre han sido los hombres los que han estado en el poder. Por eso es tan importante que los estudiantes vean mujeres profesoras en el aula de clase, mujeres bien formadas profesionalmente, con un discurso académico serio, porque en ese sentido los estudiantes van a empezar a desmontar esos prejuicios de que las mujeres somos menos en todo.


La ciencia en la Uniquindío

La Universidad del Quindío tiene fuertes procesos de investigación en cada una de sus 7 facultades y cuenta con proyectos de investigación reconocidos tanto nacional como internacionalmente. Actualmente existen 163 líneas de investigación, 4 centros y 1 instituto de investigación, 83 grupos de investigación, 377 investigadores declarados y 28 patentes.

Para Isabel, hacer parte de la Uniquindío implica un reto tanto personal como profesional; es consciente de que tiene mucho por dar y por aprender, sin embargo, acepta cada día las ideas e imaginarios de sus estudiantes con la pasión y convicción que tanto la mueven.

Ser mujer investigadora es estar en un constante cuestionamiento con el mundo y sus variables. En la Uniquindío hay 130 mujeres investigadoras -aproximadamente- de las cuales 34 hacen parte de la facultad de Ciencias de la Salud; 29 de Educación; 19 de Ciencias Básicas; 16 de Ciencias Humanas y Bellas Artes; 16 de Ciencias Económicas y Administrativas; 7 de Ciencias Agroindustriales y 6 de la facultad de Ingeniería.

Isabel hace parte del grupo de investigación Física Teórica y Computacional. También es docente de termodinámica, física moderna y física mecánica; ha orientado electivas de sistemas complejos y entropía e información, esta última es una asignatura que le encanta porque fue ella quien la creó (además dice -sonriendo- que solo existe en la Uniquindío).

-Me gustan todos los cursos que permiten cuestionar la ciencia, porque la física siempre busca explicar todo a través de una ecuación, pero la naturaleza nos dice que no se puede del todo, que hay que encontrar otros caminos.

El artículo American Cordillera snow futures, de la docente Isabel Cristina Hoyos Rincón, publicado en la revista Nature, puede ser leído en el siguiente link: https://www.nature.com/articles/s41558-022-01529-9




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